Manualidades Covarrubias es una empresa de Quinta Normal dedicada a la comercialización y a un taller sobre las esculturas de yeso y sus decoraciones, manejada por Gloria Iturra Espinoza, quien accedió a contar su historia ante la comunidad. 

Gloria heredó este negocio, que fue fundado por sus padres hace casi 60 años, luego de que la pareja sufriera una separación. Ahí fue en donde, tras hacerse cargo, le dio un giro artístico al negocio de las figuras de yeso y se erige como una de las principales manufactureras y artistas en yeso de la comuna, con una larga tradición en este rubro.

En la actualidad, aparte de comercializar sus figuras y esculturas en lugares exclusivos como el centro de eventos Casapiedra, realiza ventas a diversos lugares del país y tiene un taller en donde junto a una artista asociada, enseña a pintar sus manualidades, instancia terapéutica y educativa que ha sido valorada por la comunidad y por las decenas de personas que asisten a esta todas las semanas.

 
¿Cómo nació el negocio del que se hace cargo hoy en día?

Esto nació en 1965, yo todavía no nacía. Mi padre de a poco aprendió este oficio, porque trabajaba con unos italianos antes. Él aprendió el oficio y se lo enseñó a todos sus hermanos, pero mi abuela, algo de noción tenía y hacía unos budas chiquititos,  que se vendían en dorado en esos años. (...) Mis papás se casaron y empezaron el emprendimiento de a poco. Antes se vendía todo terminado, a comparación de hoy en día, que se venden como manualidades, sirviendo de terapia y otras cosas. 

En esos años, cuando su padre vendía figuras de yeso, ¿vendía en la casa, o las iba a vender a alguna parte?

Acá en la casa. En los tiempos de antes se vendían los nacimientos pintados de colores, mi mamá los pintaba con aerógrafo. Pero estos se vendían por cientos y cientos, la gente se amanecía esperando que salieran las cajas para venderlas. 

¿Cuál fue el cambio que hizo usted al tomar las riendas del negocio familiar?

Yo quise llevarlo al mundo de la escultura, algo que se potenciara, pero no al público que tenían mis papás, sino al público con más recursos, que se pudieran hacer más cosas, y canalizarlo mejor por esa vía.

¿Cuándo nacen los talleres que usted realiza?

Desde hace mucho tiempo, de hecho, yo he trabajado infinidad de veces en los eventos de materia prima de Casapiedra, y eso es lo que me llevó a mí la trayectoria. De hecho, cambiamos el nombre Iturra por el de Covarrubias, que es el apellido de mis hijos, para que lleven el legado más adelante.

La parte de atrás (del local) es donde tenemos el stock, ya que para subsistir tenemos clientes mayoristas, por ejemplo, hay una señora de Copiapó que nos compra y tiene su propio taller, como el mío, pero en su ciudad. Ella toma clases acá y después hace clases en su propio taller, entonces esto es como una cadena, ahí entra la Claudita (artista que colabora con el taller).

¿Usted tiene sus clientes de siempre?

De años, incluso tengo clientes que eran de mis papás.

¿Y ellos han ido evolucionando también?

Claro, eso implica que tú tienes que estar renovándote, sacando pinturas constantemente, creando, entonces ahí es donde entra la Claudia, que tiene un poco más de noción sobre esto. Yo apoyo también en algunas actividades, ya que tengo noción de las cosas que se están usando, las técnicas, etc. 

¿Si usted tuviera que definir algo que las diferencia de los demás, que sería?

El amor que tenemos todos los que trabajamos acá, los que están conmigo, el cariño hacia lo que hacemos. Y las buenas terminaciones, jajaja. Siempre hay una disposición buena para las cosas que hacemos, porque se hacen con cariño.

¿Podría entregar unas palabras de cierre, invitando a visitar su taller y su local?

Quiero invitar a la gente a que venga a nuestro local, hacemos clases de manualidades, para emprendimientos, para terapias y más. De todas las técnicas que hay aquí, la gente viene, escoge algo (una figura) y se van con el trabajo hecho, así la gente que tiene emprendimientos se puede proyectar con eso.

VISITA NUESTRA GALERÍA